La música se ha teñido de tragedia desde sus inicios, aunque probablemente el rock ha sido el género que mas se ha visto perjudicado (o beneficiado, en términos publicitarios) por la suerte de muchos de sus músicos. Ejemplos no le faltan: el accidente en el que murieron Buddy Holly, Ritchie Valens y The Big Bopper, pioneros del rock and roll, en el que se conoce como El día que murió la música. La "maldición de los 27", que llevaron prematuramente a la tumba a cantantes como Jimmy Hendrix, Kurt Cobain, Janis Joplin, Brian Jones (Rolling stones) o Jim Morrison, todos relacionados con las drogas y con 27 años de edad. Mas joven todavia era Sid Vicious, de los Sex Pistols, que haciendo honor al lema vivir rápido y morir joven, falleció a la temprana edad de 21 años. También otros músicos desaparecidos en circumstancias misteriosas, como Jeff Buckley, o asesinados, como John Lennon.
A todo esto, muchos medios y muchas personas se han atrevido, como si se tratara de un juego o una apuesta, a adivinar quien será el próximo a acompañar en la tumba a los artistas anteriormente mencionados. Descartado Keith Richards, que ya ha hecho perder cientos de apuestas en los medios sensacionalistas, los tiros (nunca mejor dicho) van dirigidos ahora a Pete Doherty, líder de los Babyshambles y ex cantante de los fantásticos The Libertines, pero, sobretodo, las conjuraciones apuntan a Amy Winehouse. La última sensación del soul aparece más en los medios por su turbia vida personal que por sus logros musicales, haciendole muy flaco favor a la artista británica. Muchos incluso se han atrevido a desprestigiar su talento musical por su adicción a las drogas, como si tuviera algo que ver. Y lo que es mucho peor, a veces a uno le da la sensación, entre notícia y notícia sobre la cantante (todas de corte amarillento), que hay gente que vive de este circo y no le importa la salud de la cantante con tal de poder seguir contando esas historias. Amy Winehouse es una gran artista, de lo mejor de la música actual, con un problema de autodestrucción, y que parte de los medios contribuyen a este hecho. Desde la propia Amy Winehouse, pasando por su família, y también los medios de comunicación y la opinión pública en general, està la misión de ayudar en lo posible a esta sensacional artista para que no pase a engrosar la funesta lista de grandes músicos que la desgracia terminó con sus vidas y su carrera.
A todo esto, muchos medios y muchas personas se han atrevido, como si se tratara de un juego o una apuesta, a adivinar quien será el próximo a acompañar en la tumba a los artistas anteriormente mencionados. Descartado Keith Richards, que ya ha hecho perder cientos de apuestas en los medios sensacionalistas, los tiros (nunca mejor dicho) van dirigidos ahora a Pete Doherty, líder de los Babyshambles y ex cantante de los fantásticos The Libertines, pero, sobretodo, las conjuraciones apuntan a Amy Winehouse. La última sensación del soul aparece más en los medios por su turbia vida personal que por sus logros musicales, haciendole muy flaco favor a la artista británica. Muchos incluso se han atrevido a desprestigiar su talento musical por su adicción a las drogas, como si tuviera algo que ver. Y lo que es mucho peor, a veces a uno le da la sensación, entre notícia y notícia sobre la cantante (todas de corte amarillento), que hay gente que vive de este circo y no le importa la salud de la cantante con tal de poder seguir contando esas historias. Amy Winehouse es una gran artista, de lo mejor de la música actual, con un problema de autodestrucción, y que parte de los medios contribuyen a este hecho. Desde la propia Amy Winehouse, pasando por su família, y también los medios de comunicación y la opinión pública en general, està la misión de ayudar en lo posible a esta sensacional artista para que no pase a engrosar la funesta lista de grandes músicos que la desgracia terminó con sus vidas y su carrera.